Es imposible no sentir una profunda simpatía musical por Escocia, un país de dimensiones reducidas y estatus político atípico del que no han parado de surgir toneladas de bandas y solistas, casi siempre con un nivel entre óptimo y sencillamente estratosférico. Esta antología, que es más bien un encendido acto de amor hacia la región, acota significativamente el tiro: cubre un periodo restringido a solo 12 años, se centra en los artistas ajenos a las multinacionales y, por supuesto, dedica todo su esfuerzo rastreador al pop y el rock de diferente octanaje, porque si nos abriéramos a las músicas celtas y de raíz ya estaríamos hablando de un rango de actuación inabarcable. Pese a todas estas pautas a la hora de limitar la búsqueda, el resultado es una apabullante colección de cinco discos, 115 canciones y cerca de seis horas y media de disfrute intenso, aunque conviene fraccionarlo para una digestión más racional de un tan pantagruélico menú. Ya avisamos de que deberemos disponer de espacio libre en el disco duro, porque los nombres familiares son los menos en esta gloriosa tarta: están Aztec Camera, Cocteau Twins, los primeros Simple Minds, The Jesus and Mary Chain, Primal Scream o Edwyn Collins, pero a partir de ahí hay que adentrarse en colecciones y archivos muy poco frecuentados por el gran (y mediano) público. Hágase la prueba sin miedo, porque las sorpresas se agolpan por docenas; incluso en el primer cedé, que documenta cómo adaptó el lenguaje del punk un país que siempre ha ondeado como un valor innegociable la bandera de la melodía. Y así resulta que Bee Bee Cee o los imprescindibles The Rezillos eran bandas marrulleras, pero con corazoncito. A partir de ahí, temas poco divulgados de las formaciones más conocidas (los adorables Altered Images abren el disco segundo) y hallazgos como el del pop intimista que en el sello Creation se generalizó a partir de nombres como Biff Bang Pow! El documentadísimo libreto de 72 páginas, con centenares de ilustraciones, es una obra de arte. Los formatos físicos siempre conservarán su hueco en nuestros corazones (y estanterías) cuando contenido y continente hacen tan buen tándem como en el caso de esta entrega sabrosísima, culta, minuciosa. Encantadora.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *