Existe un amplio margen para la sorpresa, incluso para un saludable desconcierto, en esta primera entrega de los albaceteños Vermú. Y sí, eso es lo mejor que le puede suceder a una banda que asoma por primera vez en la bandeja de nuestro lector de discos compactos: diferenciarse, distinguirse, dejar huella. Estos cinco puntales de una especie de indie folclórico lo consiguen a lo largo de nueve cortes singulares y hasta excitantes, demostración de que no todo está ya dicho aunque empleemos unos códigos bien conocidos con antelación.

 

Nada malo puede extraerse de un álbum de título ingenioso y que utiliza como tema de referencia y apertura ese adictivo Canto alegre, una pieza de creación propia e instrumentación eléctrica que sin embargo remite, irremisiblemente, a las enseñanzas de nuestros antepasados. Porque estos cinco jóvenes (cuatro chicos, con Daniel Toboso como cantante principal, compositor y líder evidente, junto a las espléndidas segundas voces de Paula Esteban) se encargan de demostrar que la percusión manchega, pálpito de una tierra que les alberga y abraza, hace buenas migas con guitarras, sintetizadores y hasta un órgano Hammond. Quién dijo que no.

 

Migas manchegas. Buena cosa. Es curioso reparar en que ese Canto alegre no nos desencajaría en la faceta más tradicional de Nacho Vegas, como tampoco lo haría Éxodo (“Y ando como muerto en vida / por los bares de Castilla”),aunque el repertorio va decantándose progresivamente más hacia el lado roquero que el folclórico. Es probable que Toboso y sus acompañantes se hayan alimentado con las discografías de Los Planetas y Eliseo Parra en el local de ensayo, aunque el alma indie y juvenil quede finalmente mejor representada. Pero incluso el eco de Niños Mutantes (El más listo de la Tierra), que son palabras mayores en la órbita granadina, acaba aflorando en estos surcos. Un término figurado, pero muy terruñero.

 

Vermú son una formación insólita, rara para bien, incluso sorprendente en su capacidad para un retrato costumbrista ligeramente chanante (“Futbolistas, roqueros y comunistas con el pelo al cero”, en Caterpie). En cualquier caso, una incorporación instantánea a nuestra nómina de formaciones españolas necesarias.

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