Es muy probable que el todopoderoso algoritmo no llegue hasta los bosques suecos, así que conviene asomarse a esta pequeña y muy gozosa delicia escandinava por otros métodos más tradicionales, como el viejo intercambio de información por el boca a oreja y el entusiasmo que genera compartir un hallazgo afortunado. Kolonien lo es, y conviene que la vivacidad que desprenden sus cuatro integrantes a lo largo de este generoso tercer disco no se quede circunscrita a tan nórdicas latitudes. Porque lo suyo es folk-pop palpitante, accesible y esperanzado. Y porque Till skogen (Hacia el bosque) provoca una curiosidad instantánea por una banda bucólica y propicia a la ensoñación, pero firmemente enraizada y, en consecuencia, apegada a la tierra.

 

Kolonien son la feliz alianza entre dos hermanos, una prima y un amigo del alma del que hablan como “hermano con distinta madre”. La misma alineación ya permite imaginar un punto de partida bondadoso, pero más relevante aún es la educación de los cuatro en un entorno eminentemente hippy, su afición por compartir música y canciones desde la más tierna infancia y el hecho de que decidieran formalizar su condición de grupo en una expedición de 2010 a ¡Tanzania! Todo ello explica la vitalidad de no pocos ritmos (pasajes de Luftpalast o Alla andra parecen nacidos o inspirados en Mali o Senegal) y el barniz folclórico que lo impregna todo, aunque hablemos de canciones de autoría propia y estructuras clásicas de pop.

 

Imposible no pensar en Värttina o Hedningarna cuando prevalecen los violines y demás destellos instrumentales (Springen), de la misma manera que se intuye la fascinación por Fleet Foxes (indaguen en la bellísima Farfards jord) en la manera de empastar las voces y generar polifonías a menudo prodigiosas. Hay quien en su país ya los ha comparado con los Mumford & Sons más campestres y primigenios, y no parece ningún disparate. Aunque su apuesta por la bondad y el optimismo (incluso aunque algunas piezas se refieran a la pérdida ineludible de nuestros seres queridos) también alimentará los recuerdos hacia formaciones como The Lumineers o los islandeses Of Monsters and Men.

 

Till skogen es una obra creada y concebida entre árboles y en cabañas, a partir de una convivencia humilde y constructiva. De una asunción natural e ideológica de nuestro lugar en el mundo. Si alguien tuvo en algún momento la absurda tentación de pensar que los nórdicos son gente poco animosa, podrán comprobar con Varandra que pueden incluso brasileñizarse. Y si el salón es lo bastante amplio para bailar, Morgondag es todo un estallido de energía y esperanza. Buena falta hace.

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