De repente, todos hablan de Nubya Garcia. Y no es para menos. A sus apenas 33 años, la saxofonista, compositora y directora de orquesta londinense ha conseguido erigirse en uno de esos rarísimos ejemplos de artista jazzístico que alcanza una cierta transversalidad y logra hueco en las oraciones de otros círculos de aficionados, desde el rhythm ‘n’ blues hasta la música clásica. Ya empezó a suceder hace cuatro años con Source, su debut discográfico, que inclusó acarició un premio Mercury que acabaría llevándose Arlo Parks por Collapsed in sunbeams. No descartemos que esta prolongación aún más sofisticada, minuciosa y rebosante de ambición acabe repitiendo candidatura cuando entremos en el próximo verano. Porque el férreo compromiso de Garcia con el post-bop no es óbice para abordar algunos arreglos de cuerdas rutilantes e incluso alguna incursión a pecho descubierto en el territorio de la música clásica contemporánea, en particular Water’s path.
Odyssey es un álbum valiente y con enjundia ya desde su propio título, todo un indicio de que Garcia no se esconde ni disimula el empeño por armar un relato complejo y trascendente. La coproducción de Kwes, que ya había afianzado el discurso de Nubya en su debut y en sus años previos en la banda Nerija, apuntala el compromiso con un lenguaje contemporáneo, urbano y ocasionalmente afín a la sintaxis del dub. Pero la mirada de esta mujer de ancestros caribeños es mucho más panorámica que todo esto. Su odisea implica un compromiso con la música negra y en femenino, con la inmigración y la raíz, con el empeño de los de abajo por asomar la cabeza. Y ese sentido de la energía interior y la palpitación alimenta huracanes como The seer.
Las aportaciones vocales también incrementan el interés y la versatilidad de la entrega, sin duda, con Richie estirando la herencia de Amy Winehouse en Set it free, una memorable Georgia Anne Muldrow bordando la balada sutil con We walk in gold y, sobre todo, el espectáculo del duelo melódico entre saxo y voz para Dawn, que abre el trabajo con una Esperanza Spalding estirando el momento dulce de su recientísimo trabajo a medias con Milton Nascimento.
Garcia se erige así en la mejor alternativa posible a Kamasi Washington con nombre de mujer, pero sobre todo, sin necesidad de escalafones, en un referente para la mejor escena jazzística internacional con vistas al futuro. Sumémosle una imagen poderosa e inusual, o su capacidad para asomar la cabeza por nichos televisivos (la música para la serie Ted Lasso, pongamos por caso), y queda claro que la cotización de Nubya dista de haber tocado techo.
Hola! Solo quería comentarte que “Source” no es el debut discográfico de Nubya Garcia, sino su segundo disco. El primero es que “Nubyas Five” que grabó con Jazz re:fresh en 2017. Además aunque sí que podría decirse que es su priemr gran disco en solitario, viene de una carrera previa con formaciones como Nérija. Por otro lado, deecir que su música es post-bop es muy aventurado, teniendo en cuenta que es un sonido único que proviene del sur de Londres y como tantos de sus coétaneos toma su principal fuente de inspiración en una diáspora caribeña (Jamaica, Antigua, etc.) que mezcla con un jazz contemporáneo… aunque bueno aceptamos barco. Tampoco me parece correcta la comparación con Kamasi, por todo lo que les separa…probablemente el nombre de Lakecia Benjamin sería más adecuado.