Teníamos mucha curiosidad por conocer la segunda entrega de Roosevelt, curioso nombre bajo el que se desenvuelve Marius Lauber, un alemán veinteañero y de aspecto cándido y aniñado que se ha curtido en la escena nocturna de Colonia. A finales de 2016 se dejó ver por la Moby Dick madrileña y aquello resultó ser una experiencia lúdica, seductora y apta para el recuerdo, una sesión de baile inteligente con voz tenue y habilidad para propiciar, si no la sacudida, sí el contorneo de caderas. Toda esa fórmula sigue en vigor en “Young romance”, título prometedor para una entrega que se presiente lúdica y acaba desinflándose y chafando en parte las expectativas. Sobre todo, porque ese tecno-para-indies patentado en el primer debut aquí no parece tanto un chispazo como una fórmula a la que, además, se le intuye un número restringido de ingredientes. Cuidado, “Under the sun” es adorable, igual que tiene mucha gracia el etéreo cuatro por cuatro llenapistas “Yr love” o el desparpajo de “Losing touch”, con un motivo de sintetizador viejuno que parece prestado de alguna pieza inacabada de Yazoo. Pero el interés decae a parte de “Lucia”, donde el nombre de la musa se reitera con tanto ahínco como para sugerir más salmodia que éxtasis discotequero. Y el vuelo ya solo se remonta, y sin grandes alharacas, en la escala de “Forgive”, colaboración de Washed Out mediante. Que un segundo disco seduzca menos que el primero es una pesadilla recurrente en la historia de la música popular; a Roosevelt le queda una tercera oportunidad, desde luego, pero ve ahora mismo comprometido el voto de confianza.