Piérdanle de una vez por todas el miedo al qué dirán. Este disco es un candidato cualificadísimo a la categoría de los placeres culpables, porque no puede esperarse ningún parabién confesable de buen grado a partir de un álbum titulado “Motivos para seguir vivo”. Suena a manual de autoayuda y lo es: Matt Haig triunfó en el mercado editorial británico con una obra así titulada y que, en caso de adquisición, usted también aduciría como excusa que no lo compraba para usted sino para su cuñado. Pero las 11 canciones inspiradas a partir de esa lectura resultan ser un estallido de pop franco, luminoso y sin prejucios, una orgía de melodías bien construidas que valdrían para soñar con una resurrección de los fabulosos Jellyfish (“A diferente game”), optar a un nuevo éxito baladístico de los Backstreet Boys (“Reasons to stay alive”) o imaginarnos de regreso a los años setenta y las emisoras de onda media. Gilbert O’Sullivan o Leo Sayer habrían hecho fortuna con algunas de estas canciones, que no le tienen miedo al almíbar (“Hero”) ni a la exquisitez (“Handle with care”). Y que en dos casos, caretas fuera, merecen un monumento. “How to stop time” es la canción que Elton John lleva tres décadas sin escribir y “The story of me and you”, una preciosidad acústica y romántica tan bien trenzada como una página de Proclaimers en estado de gracia. Burrows,que fue batería de los ya algo olvidados Razorlight (alguno quizá recuerde “America”) y ha trabajado al servicio de Tom Odell (otro pupilo aventajado de Elton y Supertramp), firma ya con este su quinto trabajo. Nunca se anduvo con menos miramientos: quiere adherirse a tu memoria y no ahorra un solo truco en el empeño.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *