Cinco años atrás, cuando su primer elepé hizo acto de presencia (Islands, 2014), Bear’s Den eran los continuadores evidentes de la obra de Mumford & Sons, cuando tal cosa aún podía sonar a halago. Por entonces practicaban un folk-rock poderoso e hirsuto, compartían conexión discográfica con sus máximos referentes y hasta ejercían frecuentemente como teloneros de Marcus Mumford y compañía, de manera que el giro hacia sonidos sintetizados, noctámbulos y bailables que supuso Red Earth & pouring rain(2016) supuso una relativa sorpresa y el argumento perfecto para la división de opiniones. Ahora este So that you might hear me se erige en punto intermedio, la búsqueda de un equilibrio más grave, sereno y, llamémoslo así, adulto. Los sintetizadores vuelven a jugar una baza importante en el significante, pero Andrew Daviey Kev Jones han visto llegado el momento de la solemnidad y apuestan por un discurso sesgado hacia la épica y la abrumadora preponderancia de tiempos medios. Hay abundantes ejemplos de segundas voces prolongadas durante todo el tema (Fossils), baterías que aparecen y desaparecen con porte marcial y colchones de teclados tan ostentosos como si los manejara Martin L. Gore, lo que en Fuel on the fire nos coloca al nivel de esos himnos que seducen a públicos enfervorizados en los grandes pabellones. Apenas hay regresos a los orígenes acústicos: solo la encantadora Crow, y no del todo, porque a la guitarra y la trompeta se le siguen contraponiendo los teclados. Pero el magisterio de estos barbados caballeros londinenses se asienta de manera definitiva con páginas como Laurel wreath o la soberbia Conversations with ghosts, donde se aúnan melodía, pompa, emoción y una melancolía inabarcable. He ahí el trasfondo último de este disco, bello por triste. E intenso, cada vez más, a medida que se le van concediendo nuevas escuchas.