Tendemos todavía a referirnos a Chuck Prophet como uno de los integrantes más decisivos en los adorables Green on Red (saludos muy cordiales, queridos Dan Stuart y Chris Cacavas), porque los resortes de la memoria siempre se escoran hacia la nostalgia. Pero lo cierto es que nuestro hábil trovador californiano cumple ahora tres décadas operando en nombre propio y que este nuevo trabajo, titulado como la novela (1918) de Edgar Rice Burroughs, hace el número 14 en su historial, si no nos hemos embarullado con las cuentas. Y lo más importante de todo: a sus 57 años, no hay rastro de agotamiento en la pluma de Chuck, capaz de rubricar una docena de nuevas canciones hábiles, sabias y sin fisuras.

 

Prophet opera ahora sin prisas (últimamente, a razón de un disco cada tres temporadas), pero el fuego lento le sienta muy bien a su cocina. The land… es una obra madura y de sugerencias nostálgicas, como ya deja entrever su propio título, pero tampoco renuncia al tiempo presente ni a ese sentido del humor, ligeramente cáustico, tan característico en nuestro personaje. Por eso podemos compartir la evocadora Nixonland, relato de una infancia californiana muy cerca de la localidad natal (Yorba Linda) de Richard Nixon, con la vitriólica Get off the stage, donde Prophet traza un paralelismo entre sus maneras de vivir y las del ogro del pelo naranja. Y la conclusión es evidente: ojalá Trump (“esa boca sucia sin corazón, salvo para su colega ruso”) se baje muy pronto del escenario.

 

Pero más importante aún es la frescura que Prophet conserva a la hora de construir canciones con poso, hondura y, a la vez, instinto melódico. Con el pedal steel (Rob Stein) siempre a punto para evocar a Dylan (Waving goodbye), pero con capacidad también para sugerir el pop soleado de los sesenta en la encantadora Best shirt on. O de adentrarse en baladas acústicas tan delicadas y canónicas como High as Johnny ThundersPaying my respects to the train. Ah, el paso del tiempo: ese tren que se evoca es el de Abraham Lincoln, por seguir con el reguero de ocupantes de la Casa Blanca.

 

No esperábamos giros drásticos ni decisiones revolucionarias en un autor tan clásico y consolidado como Prophet, pero The land… es, sin aspavientos, seguramente su entrega más sólida y convincente de la década. Y hasta se permite adoptar un tono más lúdico y juguetón en el caso de Marathon, concebida como un mano a mano vocal con su indispensable Stephanie Finch. Todo buenas noticias: justo lo contrario que Trump.

 

 

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