Vayan anotándose el nombre y, aún mejor, grabándolo en la memoria, si es que todavía no figuraba en ella. Esta muchacha se llama Lauren Henderson y es una vocalista de jazz proveniente de Massachussets que vive en Nueva York. Pero se trata de una verdadera entusiasta de la cultura hispánica: estudió música tradicional en Puebla (México), flamenco en la Universidad de Córdoba y a lo largo de 2019, antes de la pesadilla de la pandemia, incluso se graduó en la IE Business School de Madrid. De ahí que no sean pocas las incursiones en castellano de su nuevo disco, ya el sexto. Se titula The songbook session, está grabado en formato de cuarteto y hace fácil, confortable y acogedor un repertorio a menudo muy familiar. Un arma de doble filo, ya se sabe: la acogida del oyente resulta sencilla, puesto que los originales son de sobra conocidos de antemano, pero no siempre consigue el artista extraer nuevos detalles o enfoques de piezas tan trilladas.

 

Henderson sale muy airosa del reto, sobre todo gracias a la extrema naturalidad en la expresión y de la química evidente que mantiene con el pianista Sullivan Fortner, jefe de filas en el trío acompañante. El bilingüismo casi perfecto de nuestra protagonista le permite asomarse con absoluta solvencia a dos clásicos eternos y escuchadísimos, Sabor a mí y Bésame mucho. Parece imposible extraer algún destello nuevo de dos partituras tantas veces visitadas, pero nuestra protagonista logra parecer a un tiempo sensual y vulnerable mientras transita por ellas. Y no podemos por menos que sentirnos complacidos.

 

La lengua de Cervantes aparece también en Tiernamente, adaptación de Tenderly rubricada por la propia Lauren, mientras que la casi inevitable escala brasileña consiste también en otra traslación, la de una Meditation que pasa a convertirse en MeditaçaoEn cualquier caso, el espíritu espontáneo, juguetón e inspirado también deslumbra en lengua inglesa, sin duda, sobre todo en los casos de While we’re youngPeople will say we’re in love. Late en todo el disco la sensación de divertimento, de obra rápida y presidida por un espíritu lúdico. Es más una carta de presentación que una declaración definitiva de intenciones, pero mover al disfrute y la sonrisa instantáneos no es bagaje escaso, tal y como andan los ánimos.

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