Hay algo de mágico e inabarcable en este disco que va calando e impregnándonos en cada escucha, que seduce de inicio y asombra con el tiempo, que va descubriendo poco a poco a una creadora deslumbrante de la que, como sucede con los grandes hallazgos, apenas sabíamos nada de antemano. Porque la californiana Madison Cunningham ya había asomado tres temporadas atrás con Who are you now (2019), un debut urdido casi de puntillas, pese a que ya fue Verve la casa discográfica que le brindó cobijo; pero es este colosal refrendo con el que, haciendo bueno su título, la habremos de saludar y hasta venerar como una de las grandes revelaciones de la cosecha del 22. Y todo ello desde la frescura casi insultante y precocidad envidiable que reflejan sus 24 añitos.

 

Madison nació, en efecto, en 1998, y es curioso corrobar cómo en ella anidan maneras e influencias que parecen extraídas de las mujeres que justo en aquellos últimos compases de siglo dieron luz y forma al festival Lilith Fair. Sarah McLachlan, la fundadora original, abrazaría sin dudarlo el repertorio íntegro de Revealer, pero más aún Paula Cole o sus casi hermanas estilísticas Lisa Loeb y Shawn Colvin, y todo ello con independencia de que Madison siempre haya mencionado a los Beatles y a Joni Mitchell (así cualquiera) como sus piedras roseta a la hora de escribir canciones.

 

Los 11 cortes de Revealer se ajustan así a esos cánones del folk-rock indie al que no le da miedo volverse a veces más experimental y laberíntico, como en la enrabietada Your hate could power a train. Pero que también sabe mecernos en el sosiego íntimo y confesional de Life according to Raechel, una de esas enormidades con las que este disco parece detener, por momentos, las manecillas del reloj.

 

Puede sorprender que a toda esta formación contemporánea, tan empoderada y orgullosa, debamos sumar un elemento biográfico relevante para Madison: su condición de hija de pastor eclesiástico que se fogueó desde pequeña en los oficios religiosos, acompañada siempre de sus ¡cuatro! hermanas. De aquel celestial coro femenino supondremos que provendrá esa capacidad para serenar y ensimismarnos que emana de In from Japan, pero es más marcada la herencia beatle , sobre todo por la vía de McCartney, en ese magnífico epílogo a ritmo de vals que es Sara and the silent crowd. Y los destellos de emancipación femenina noventera que refulgen en otros episodios colosales, en particular AnywhereHospital.

 

Hay, en definitiva, mucha chicha a la que hincar el diente en este Revealer, ejemplo exuberante e ilusionante de una generación Z femenina que, desde bien pronto, avala personalidad propia y singular a partir de una mirada panorámica y amplísima hacia quienes las antecedieron.

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