La de Marc Almond es una trayectoria lo bastante dilatada como para haber experimentado los inevitables altibajos, en ocasiones acentuados. Pero de un tiempo a esta parte se ha convertido en uno de los valores seguros más evidentes del pop adulto británico, en nuestra particular letra del tesoro. Esta nueva entrega, extensa, intensa y ambiciosa como solo cabría esperar de un personaje como él, sirve como evidente constatación. El de Southport acaba de superar la barrera de los 60 años, una referencia temporal como para ponerse serios, y lo conmemora con un gran golpe en el pecho: Chaos…se prolonga hasta la hora exacta de duración, refrenda la fijación de su firmante por incluir la palabra “Estrella” en los títulos de sus álbumes (antes ya habían llegado, atención, The stars we areFantastic starStardom road) y se enriquece con la huella del pop sinfónico, que, sin servir de permanente hilo conductor, asoma aquí y allá con el evidente empeño de que subamos el volumen y nos dejemos arrebatar por esta exhibición de genio veterano. Sucede así en los dos momentos más épicos de la entrega: la maravillosa pieza inaugural, Black sunrise, henchida de melodrama y decadencia, con un Almond afectadísimo y adorable; y en la sorprendente Lord of the misrule, con tanta ambición como para que la inconfundible flauta del fundador de Jethro Tull, Ian Anderson, la sazone de principio a fin (Almond ya había cantado para él en la gira conmemorativa de Thick as a brick, así que podemos hablar de una oportuna devolución del favor). Entre medias no hay tanta pompa, pero sí mucha tela que cortar: la encantadora, nostálgica y casi cabaretera Chevrolet corvette stingwray, la apelación a la era del glampara Fighting a wary esa extraordinaria balada final de siete minutos largos, The crow’s eyes have turned blue, que Almond es capaz de despachar en un mano a mano con el piano ante el que solo podemos dejar todo lo que tengamos entre manos y contener la respiración. No, Marc no merece ser retratado solo como aquel estupendo jovencito con pluma que inauguró los años ochenta al frente de Soft Cell. Su etapa más célebre y recordada no es necesariamente la más decisiva. Es más, los años le han convertido en hombre de culto, y aquí solo nos queda murmurar un sentido “amén”. 

One Reply to “Marc Almond: “Chaos and a dancing star” (2020)”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *