Ya nunca podremos gritar aquello de “que paren las máquinas”, puesto que no quedan artilugios que detener, pero el debut largo de este quinteto australiano está llamado a convertirse, sí o sí, en uno de los acontecimientos del rock alternativo de la temporada. Rolling Blackouts Coastal Fever, que tal es el nombre sin abreviar, ya habían hecho ruido el año pasado con un par de EP, “Talk tight” y “The French press”, pero estas diez piezas fulgurantes mejoran de largo tanto los logros previos como las mejores expectativas de futuro. Los Blackouts -tipos jóvenes, descarados y fieles a la camiseta raída y las zapatillas de deporte- actualizan desde la perspectiva de unos veinteañeros aquel rock crudo y crepitante que a mediados de los ochenta asentaron los primeros REM (imagina “Fables of the reconstruction”), Feelies y, evidentemente, sus paisanos de Go-Betweens. Añadamos al mapa de influencias a Green on Red, con los que comparten otra característica nada pequeña: en RBCF hay tres voces, guitarristas y compositores alternándose a la hora de suministrar carburante, de manera que el motor no baja el pistón ni un momento. Los 35 minutos de este “Hope downs” son un chispazo permanente, una avalancha de rock chuleta que no prescinde ni de la melodía ni de la seducción pegadiza. Así sucede desde el primer capítulo, “An air conditioned man”, ya con esas guitarras crudas e inmediatas que se adhieren a la memoria, y así se refrenda en el todavía más excitante segundo corte, “Talking straight”. Hay algunos acercamientos más refinados al pop (“The hammer”) y un cierto aire de nostalgia primeriza en “Sister’s jeans”. Lo que no hay es concesiones ni respiros: nuestros nuevos amigos de las antípodas dejan cero minutos al desperdicio.

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