A Yann Tiersen le persigue, casi siempre para bien, la música que creó hace ya más de tres lustros para “Amélie” y que ha definido desde entonces no pocas directrices en sus trabajos. Ese mismo espíritu de “Gymnopédie” amable, de piano evocador y sutilísimo al que le bastan muy pocas notas para conmover, late en la inolvidable pieza inaugural, “Templehof”, partitura sencilla y en estado de gracia que se convierte al instante en banda sonora a la busca de película. La delicadeza ensoñadora recorre buena parte de esta hora de nueva música a cargo del compositor bretón, siempre con un pie en Chopin y otro en Nyman, aunque con una visión de la realidad mucho más amable y naturalista que este último. De hecho, “ALL” se convierte en el cierre de una trilogía acaso involuntaria junto a “Infinity” (2014) y “Eusa” (2016), dos ciclos de composiciones en los que estaba muy presente el contacto con la naturaleza y la quietud inherente a regiones más o menos remotas y sosegadas. Estas son las cosas de haber fijado la residencia en la diminuta isla francesa de Ushant (Eusa, en bretón), enclave con menos de un millar de habitantes que invita a escuchar a los pájaros, como sucede de fondo en muchas de estas nuevas 11 composiciones. Si hay una artista susceptible de integrarse en estos paisajes y congeniar con el renovado vigor naturalista de Tiersen, esa es Anna von Hausswolff, que comparece en la meditabunda “Koad”, mientras el falsete de Ólavur Jákupsson se abre paso entre los coros casi celestiales de la maravillosa “Erc´h”. En puridad no hay nada aquí que no conociéramos ya. Lo radical es pedirnos que lo dejemos todo durante 62 minutos y nos zambullamos en un bellísimo universo de ensueño.

 

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