Con una personalidad tan inescrutable como la de George Ivan Morrison se hace difícil precisar si esta última etapa de actividad discográfica frenética (una decena de álbumes oficiales, muchos de ellos dobles, desde Keep me singing, de 2016) obedece a un periodo de fertilidad desbocada, el empeño por apurar al máximo hasta la última gota de energía creativa en el invierno de sus 78 años, un arrebato de orgullo para resaltar y destacarse entre los ilustres integrantes de una generación irrepetible (Dylan, Macca, Neil Young, Brian Wilson, Ray Davies, Roger Daltrey, Roger Waters… ya ustedes saben) o incluso, quién sabe, el empeño por dejarles saneadas las cuentas corrientes a los herederos. Todas estas opciones parecen tan indemostrables como plausibles, pero Accentuate the positive –otra vez un larguísimo álbum de versiones de añejas piezas favoritas del norirlandés– aporta como poco una novedad alentadora: que el término “positivo” reluzca en la portada de un vinilo de nuestro viejo genio gruñón supone un motivo de alivio y reencuentro, hasta de reconciliación con un personaje que nunca se caracterizó por sus habilidades sociales ni la facilidad para amigarse con el prójimo, pero que en los últimos compases, sobre todo a raíz de la pandemia, se había vuelto particularmente antipático.
Echar la vista atrás parece sentarle bien a Morrison, al que se le intuye tan relajado, rejuvenecido y pletórico como en Moving on skiffle, su otra entrega de 2023, también centrada en originales ajenos de los años cincuenta (o anteriores) e igualmente de formato doble, al menos en su edición en vinilo. Si añadimos a la ecuación esa rareza solo para disponible a través de la web, Beyond words: instrumental, que recopilaba grabaciones instrumentales inéditas hasta ahora, pero registradas desde la década de los setenta en adelante, el año acaba para el de Belfast con un bagaje discográfico abrumador, aunque de alcance limitado. La tripleta de trabajos suma tres horas y media de nueva música, solo que centrada en el arte de las versiones, una ocupación que parece aliviar y entretener a un hombre capaz de hacer propio al instante un material para él familiarísimo y entrañable.
Seguramente el mismo ejercicio de la recreación le sirva al autor de Moondance como una práctica para descomprimirse mental y emocionalmente, más aún después de la rabia, cólera y suspicacia reconcentradas que nutría sus composiciones propias en Latest record project (2021), y no digamos ya en el desagradable batiburrillo enfadica y conspiranoico que daba forma un año más tarde a What’s it gonna take, una colección de piezas originales que solo podrán disfrutar (y mucho) quienes no entiendan ni media palabra de inglés. Obviadas estas cuestiones ideológicas y argumentales, Accentuate… es un juguete en manos de un hombretón súbitamente dispuesto a la distensión, el disfrute y la concordia, el feliz pasatiempo de un viejo compañero de fatigas al que, contra todo pronóstico, intuimos que más de una vez no ha podido reprimir la sonrisa.
A Van The Man le gustan últimamente las bandas solventes pero gregarias, las maquinarias con el engranaje muy rodado pero sin posibilidades de ensombrecer su propia figura, como sucedía en tiempos de aliados como Pee Wee Ellis, Georgie Fame o incluso el cantante Brian Kennedy. Por eso en estas 19 versiones hay una decena de artistas arropando a un líder que se explaya y hasta se repantinga, disfrutando de un repertorio que ha interiorizado desde chiquillo y que puede retomar de carrerilla. Mejor aún cuando lo colorea con algunas notas de su saxo alto, tan tosco y característico, tan adorable en la celebérrima Lucille o en la tierna When will I be loved?, concesión –pocas tonterías– al cancionero de los Everly Brothers.
Llegado el momento de tirar de agenda, el gran momento de la convocatoria llega con Lonesome train, aquel clásico de Johnny Burnette a mediados de los cincuenta, que el niño Ivan escucharía con 11 añitos y ahora replica en compañía de otros dos ilustres compañeros de viaje, el cantante y amigo Chris Farlowe y el guitarrista de blues Jeff Beck, en una de sus ultimísimas grabaciones antes de, ¡ay!, decirnos adiós en enero. Pero si queremos imaginarnos a Morrison pasándoselo en grande, divertido y en paz consigo mismo y con el mundo, apresúrense a colocar la aguja a la altura de You are my sunshine (bien escogido como tema de apertura), Shake rattle and roll y, lo mejor de todo, Shakin’ all over, el temazo de Johnny Kid al que el de Belfast saca aquí más punta que en su día The Who o, mucho más recientemente, Eilen Jewell.
¿Un disco menor? Sin duda, hablando de uno de los autores más importantes de la música popular en estas seis últimas décadas. Pero la oportunidad de seguir disfrutando de una voz con ese poderío félido, a las puertas ya de la condición octogenaria, es una bendición para nuestros oídos y nuestras vidas. Y la singularidad, ya decimos, de percibir a un Van disfrutón ayuda a recuperarlo en el lugar privilegiado del ojito derecho.
Hay una canción del otrora ensalzado y “agora” denostado Lluís Llach que decía “La idea podria enamorar-te”.
A mí la sola idea de un disco de versiones no es que podría enamorarme: “me enamora”.
Parafraseando el célebre dicho, podría decir y digo que “Los discos de canciones nuevas” están sobrevalorados. Dicho de otra forma “los discos de versiones están infravalorados”. Denostados, diría yo.
De partida me encanta la idea.
Luego, todo depende de lo que le artista haga con esas versiones, claro está… hay veces en que la versión supera al original (pensemos en “with a little help form my friends” que Joe Cocker hace de la canción de los Beatles, con una ayudita de la mistad -de Jimmy Page: arreglos y guitarra-. Pensemos en “All along the watchtower” que Jimi Hendrix hace de la canción de Bob Dylan… y un largo etcétera.).
Todavía no he escuchado el disco: me lo van a regalar por mi cumple, creo…
A ver qué pasa.
De entrada: bienvenido sea este “Accentuate the positive” (canción de la que también se hizo eco nuestro “escarabajo” Paul Macartney, que se inclinó a hacer pelotillas con la caca de versiones. Esta versión de “Accentuate the positive” -deletreada ligeramente diferente- aparece en su disco “KISSES ON THE BOTTOM”… ojo AL TÍTULO, que es inofensivo: son los besos que se ponen al final de una carta de amor… ojo a como se deletrea la canción «Ac-Cent-Tchu-Ate the Positive», tal y como nos recuerda Paul en este disco de 2012…
Pedro Álvarez
Bastante de acuerdo con tus impresiones sobre el momento actual de Morrison. Tan solo una precisión: de los tres discos publicados en 2023, “Beyond the words. Instrumental” ha sido compuesto en su totalidad ( salvo un tema de dieciocho) por Van.
Saludos.
Tal cual lo comentas, sí. Pero, aunque el disco tiene fecha de este 2023, reúne grabaciones casi siempre muy anteriores que Morrison atesoraba en sus archivos.