Con vosotros, el disco más deliciosamente meditabundo y vaporoso que podréis escuchar a lo largo de este 2017. Y no, ni es ningún muermo ni induce al sueño, aunque demanda del oyente algunos atributos que escasean en nuestros días: tiempo, sosiego, atención. Rob Lowe y Michael Muller, estos dos geniecillos de Austin (Texas), llevan ya una década larga operativos, pero puede que nunca hubieran llegado tan lejos en sus afanes sugerentes y narcóticos. Por lo pronto, es una delicia enfrentarse a un álbum de rock instrumental que conserva intencionalidad y significado, acostumbrados a tantos ejercicios de chiribitas etéreas y fuegos fatuos en este segmento de la producción. Influye que “Clear language” ahonda mucho más en los lechos del neoclasicismo y el ‘ambient’ que en el post-rock, cierto: preciosidades como ‘Dreamt’ o ‘Slow stone’ tienen mucho de cinematográfico, de sugerencia seductora y contemplativa. Casi todo sucede despacio en este disco, con efectos en su mayoría embaucadores. No nos quedarán muchos argumentos para el tarareo durante estos nueve episodios impresionistas, acaso con la excepción de la guitarra en obstinato al final de ’55’. Pero he escuchado “Clear language” en bucle por tres ocasiones consecutivas, olvidando teléfonos, otras pantallas y casi todo lo demás. Y eso es auténtico motivo de aagradecimiento

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *