Pocos habrían confiado en la continuidad de Combo Paradiso, un accidente circunstancial y muy feliz nacido en pleno parón pandémico –alguna cosa buena habían de tener tantos meses de quebranto– y en el que, casi para combatir la inactividad y el aburrimiento, se conjugaban los talentos contrastadísimos de Alberto Anaut, Adrián Costa, Julián Maeso y Juan Zelada. Optamos por el pudoroso orden alfabético porque sería temerario atreverse a categorizar a estos cuatro puntales que, solos o en compañía de terceros (recordemos los tiempos de Maeso en The Sunday Drivers y de Costa en Los Reyes del K.O.), han entregado ya páginas de soul y rock negroide a la historia del pop español, pero que en su inesperada confluencia generan otras vibraciones mucho más latinas y sabrosonas. Y que ahora se consolidan con un trabajo en el que suenan mucho más a banda compacta que a la suma puntual de sus partes.

 

El ya muy estimable Loco vaivén suponía un soplo de luz y vitalidad en el aún oscuro y poco alentador año 2021, pero latía en él una cierta sensación de recopilatorio a cargo de cuatro artistas razonablemente afines que entregaban unas cuantas composiciones recientes y hacían con ellas una puesta en común. Todo bien todo el rato acrecienta ahora esa apuesta por la música como revulsivo y argumento para la positividad, pero por primera vez el todo –la banda, el proyecto– adquiere naturaleza propia y se convierte en un ente autónomo y no en la mera suma de sus partes. Porque Todo bien…, aunque el título también pueda encerrar algo de ironía, cautela y escepticismo, suena a proyecto propio, orgulloso y decidido; gana en músculo y empaque y apunta, ahora sí, al comienzo de una bonita amistad. Hasta puede que mucho más.

 

Nada mejor para este refrendo que Canciones, el soberbio tema inaugural, un autorretrato a calzón quitado sobre las grandezas y penurias de un oficio compartido y en ocasiones ingrato, pero por el que sigue mereciendo la pena dejarse la piel y casi la vida. El hecho de que los cuatro se confabulen en la misma empresa y vayan sucediéndose en la tarea de voz principal recuerda mucho a la autoafirmación y el orgullo que latía en Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán en los temas que daban título a sus tres elepés, Señora azul, Queridos compañeros y 1985: Los blues. Y la referencia es muy ilusionante, siempre que la entente acabe de manera mucho más amigable que aquella, tan histórica como tumultuosa e incomprendida.

 

Canciones es el punto de partida soulero a partir del que los Paradiso dejan rienda suerte a sus nuevas filiaciones iberoamericanas (la contagiosísima Qué quieres que te diga, la medio brasileña Venga lo que venga) y, sobre todo, descubren el inmenso placer, después de tantos años de (legítima) anglofilia, de cantarle al mundo en el mismo idioma con el que despiertan cada mañana, se enfadan o se enamoran. En el camino van dejando caer pepitas doradas como una balada preciosa (Dime cómo vamos a hacer), una incursión en el swing (Los problemas crecen) o una metáfora entre lava y ardor sexual para ese El volcán que suena tan clásica y eterna como una vieja película italiana.

 

Y como guinda para el pastel, dos versiones sorprendentes; una más convencional, la de El río de Miguel Ríos, y otra excelente, ese Toda una vida que, sin perder el alma de bolero, se agiganta y reformula con evocaciones a Cuba o la frontera mexicana. Todo bien todo el rato se nos desvanece en apenas 35 minutos de transcurso fulgurante y deja las puertas abiertas y las esperanzas en todo lo alto. Ojalá vengan, como diría cualquier colombiano, muchos raticos más.

 

 

2 Replies to “Combo Paradiso: “Todo bien todo el rato” (2024)”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *