La globalidad tiene estas cosas, siempre pintorescas y a veces, como es el caso, también estimulantes. Resulta que una banda concebida y afincada en el gélido extremo septentrional de Suecia puede dedicarse con absoluta solvencia al rock sureño y aparentar, más allá de sus rostros hirsutos y fieras cabelleras rubicundas, que están dándole al mundo señales de vida desde las proximidades del río Misisipi. Tal es el caso desde hace ya tres lustros de estos Hellsingland Underground, criados junto a los bosques de la región de Hälsingland (de ahí el juego de palabras; echen un vistazo por Google Maps) y tan estadounidenses de espíritu como para que la prensa local haya encontrado para ellos una etiqueta musical ingeniosa: northern rock, o cómo manufacturar puro rock yanqui a partir de un árbol genealógico netamente vikingo.

 

No, no es una extravagancia. El invento funciona de manera no solo edificante, sino con un crepitar guitarrero capaz de superar seguramente el escrutinio de los oídos más familiarizados con la herencia de Allman Brothers o Lynyrd Skynyrd, porque el sexteto que comanda desde 2006 el cantante Charlie Granberg ha adquirido soltura, desparpajo e inercia embalada en los engranajes de su maquinaria. Es más, nuestros melenudos llegados del frío tienen la osadía, llegados a este expeditivo y disfrutabilísimo sexto elepé, de erigirse en portavoces de una bonhomía casi suicida: hay que tener cierto valor para proclamar un “Optimismo sin límites”, como se titula el álbum, a estas alturas del partido.

 

Acabaremos cogiéndolos cariño, sin duda, porque a fogosidad no es fácil doblarles el pulso. Y más aún para quienes les hayan visto encima del escenario, como sucedió tras su expeditiva visita de 2018 por el Azkena y vuelve a suceder en este abril peninsular. Endless optimism promete noches lúdicas y muy sudorosas en las locas noches de los garitos más rockeros, pero con toda la legitimidad rockera del mundo. Y ahí está para avalarlo el glorioso tema inaugural, Young & dumb, salpicado por unas guitarras dobladas que en 1976 les habrían servido a Boston para una cara B de su More than a feeling.

 

El obstinato del piano, tan pantanoso, jalona It started with a teardrop, el otro gran tesoro del lote, que acaba dejándonos en bandeja uno de esos estribillos eufóricos para jalear abrazados en buena compañía. Tanto Born again como Strangest kind of mind suenan a un Dylan extrañamente sonriente en uno de sus raros días buenos de los años ochenta. Y hay que admirar de Old white men su carácter despepitado, con el metrónomo embalándose a tumba abierta y una pizca de glam a lo Elton John para que todo resulte aún más alocado y divertido.

 

Y la fiesta deriva, en fin, en la trepidante y jaranera Big fish, justo antes de un colofón, The uninvited guest, que parece rock a piñón fijo y en cuatro por cuatro, con todo el coraje, a cargo de algún hábil heredero de Springsteen. No hay nada, en fin, revolucionario ni innovador en la receta de unos tipos que habrían sido muy felices en los setenta, pero hay pocos discos tan agradecidos para recostarse en el sillón y subir de manera ostensible el volumen.

 

Los detalles de la gira de Hellsingland Underground por España, 12 fechas prácticamente consecutivas entre 11 y el 23 de abril, puedes encontrarlos en esta información de rockandrollarmy.com

3 Replies to “Hellsingland Underground: “Endless optimism” (2023)”

  1. Estuve viendo los en directo en la rock and blues de Zaragoza….casi dos horas de concierto….increíbles podías verlos por la patilla….tras dos cervezas su gran generosidad dándolo todo, la culmine comprando su último cd…

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