Años atrás, en tiempos mucho más párvulos, todos hemos sentido la tentación de sentirnos especiales y distinguidos. Por eso recelábamos por sistema de los discos que lograban un éxito masivo. Y, en consecuencia, nos removíamos incómodos cada vez que acertaban a sonar en la radio los chicos de Tears for Fears, que venían de rubricar dos números 1 orondos con Everybody wants to rule the world y Shout, a priori tan pesada y machacona, tan marcial, aunque en el fondo sentíamos que ese retumbar electrizante acababa provocándonos un intenso hormigueo a lo largo de toda la espina dorsal. Lo cierto es que tanto el álbum que las incluía, Songs from the big chair (vaya título bonito) como su antecesor, The hurting (más colindante con el pop de sintetizadores), eran estupendos, aunque nos chinchase y nos esforzáramos por el disimulo y la exteriorización con sordina. Pero los últimos reductos de resistencia saltaron por los aires con estas Semillas del amor, una entrega madura y rutilante; pop de chaqué y estilazo negroide, a veces medio jazzístico, ante el que solo pudimos ondear la bandera blanca.

 

Siempre hemos sentido la tentación de vincular esa la introducción instrumental de Woman in chains con la que se abre el álbum (el bajo majestuoso, los sintetizadores reiterativos) con las sesiones de grabación de So, de Peter Gabriel. Pensemos en la coda de Don’t give up, sin ir más lejos, y advertiremos un paralelismo evidente. Y seguimos sin quitarnos de la cabeza que Sowing the seeds of love era un homenaje a los Beatles del 67 (esos efectos psicodélicos, esos cornos, ¡el golpeo en la batería!) desde el primer compás hasta el último. Pero no había nada malo en ello: Roland Orzabal y Curt Smith nunca escribieron nada tan escandalosamente brillante. Y puede que no lo hayan superado con posterioridad, incluso aunque nos remitamos a The tipping point, su excelente e inopinado regreso de 2022.

 

¿Cómo olvidar Advice for the young at heart? Aquello ya era, desde el título, un reflejo de que los de Bath se sentían integrantes para siempre de la edad adulta. Todas fueron sencillos y llegaron lejos, pero Swords and knives o Year of the knife pueden sumase con alfombra al capítulo de la excelencia. Lástima que Orzabal y Smith terminaran la grabación casi a tortazos, pero… esas cosas del cariño, y de los desapegos, son inevitables cuando el roce resultaba tan reiterado.

 

4 Replies to “Tears for Fears: “The seeds of love” (1989)”

  1. Acertada critica Fernando. Si te fijas Seeds tiene la misma cadencia vocal que I’m the Walrus, pop de orfebreria al estilo de los XTC de Skylarking del 86.

  2. Excelente disco. A través de The seeds of love entré en Tears for fears y de ahí no sales. The year of the Knife, Advice, Woman in chains -con Phil Collins en la batería-(https://www.youtube.com/watch?v=nACv5SErFx8 ), el disco tiene un nivel altísimo. The seeds of love es un tema, largo, complejo, que nunca te cansas de escuchar y que se te pega desde el primer día. De ahí para atrás, tanto The big chair como The hurting son igual de buenos. Para adelante no tanto, sobre todo cuando Curt Smith dejó de aportar su talento (a mí su disco en solitario sí que me gustó, aunque él reniegue del mismo). El último disco recupera ese nivel del principio, si bien de diferente forma ( y eso es lo bueno), aunque ya el anterior les había puesto (en una aparente despedida) muy “happy ending”.

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