Si una canción como Magic no nos arregla al instante la mañana, con su tarareo instantáneo y contagiosísimo desde la primera décima de segundo, solo queda sospechar que las heridas de nuestra alma son demasiado profundas. Jordan Mackampa ya venía dando muestras de su fulgor con algunos adelantos (Parachutes) a finales de 2019, y en circunstancias de normalidad (a la antigua usanza) le habríamos tenido este mayo debutando en los escenarios españoles. No desesperemos: parece evidente que este británico de sangre congoleña ha llegado para quedarse. Y para convertirse en una de las mejores inyecciones de vida justo cuando más necesitábamos sentir la vibración en el estómago, las bocanadas de energía.

 

Foreigner parece el estallido de un hombre que no ha querido escatimar munición, una plausible retahíla de 10 singles sobre 10 (Lula es un interludio hablado que no cuenta), el canto reconcentrado de bonhomía a cargo de un joven ansioso por mostrar su sello y dejar impronta. Es fácil inferir que la luminosa producción de Dani Castelar, el mismo hombre de confianza de Paolo Nutini, ayuda a transmitir ese optimismo radiante. Pero Mackampa representa, ante todo, una lección de orgullo y amor propio. El de un grandullón que no se amilana y se reivindica tal y como es, con la negritud, la confianza y la bondad como banderas. Por eso las ocho páginas del libreto son retratos fotográficos suyos a toda plana. Ni letras, ni créditos, ni mensajes solemnes. Así soy y aquí me tenéis, parece querernos decir.

 

Foreigner no es el manifiesto buenista de un muchacho con toda la vida y la carrera por delante. Jordan asume sus propias incógnitas, los interrogantes inherentes a una generación desconcertada. Así, What am I (“¿qué se supone que debería hacer?”) se erige en una especie de lectura actualizada del What’s going on de su admirado Marvin Gaye. Y Foreigner le coloca ante el espejo de un primerizo Michael Kiwanuka, otra referencia evidente en su ideario.

 

Pero, más allá de la vibración medio brasileña de la mencionada Magic o de la tersa calidez de la fabulosa Tight, puede que ningún tema sea tan redondo en términos de escritura como Care for your mother, balada intensa, creciente y con el arrullo adicional de las cuerdas. Ay, las madres. La suya le inculcó el amor por Gaye, Curtis Mayfield o el recién desaparecido Bill Withers. A tenor de los resultados, debemos estarle todos muy agradecidos a esa buena mujer.

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