El saxo de Joshua Redman (natural de Berkeley; algunos tienen el destino escrito) siempre me sonó a riquísima miel desde que una mano amiga me hizo llegar en 1993 hasta “Wish”, un segundo disco que aún hoy reescucho con asombro. Ha transcurrido desde aquello un cuarto de siglo, Redman alcanzará el próximo año la cincuentena y que entregue a estas alturas un álbum titulado “Todavía soñando” ya es alentador desde el punto de partida. “Still dreaming” cuenta con un alto contenido emocional en su gestación, para la que en abril de 2017 bastaron (cosas de los músicos de jazz, esas fieras interplanetarias) dos escuetas jornadas de grabación en un estudio neoyorquino. A Joshua le acompañan esta vez tres músicos cualificadísimos, el trompetista Ron Miles, el batería Brian Blade y un bajista, Scott Coley, que además firma dos de las ocho piezas del trabajo; entre ellas mi favorita, esa dulce y esperanzada apertura titulada “New year”. Pero por detrás de estos escuetos 40 minutos late el homenaje al padre de nuestro protagonista, el fallecido Dewey Redman, que fue con su saxo tenor el principal escudero de Ornette Coleman a principios de los setenta. De Coleman rescata ahora este cuarteto una de esas piezas de belleza dislocada y desconcertante, “Comme il faut”, mientras que a Charlie Haden, compañero de Dewey Redman en los tiempos de Old and New Dreams, pertenece la otra versión del álbum, la breve e intrigante “Playing”. Los cuatro cortes restantes son originales de Redman hijo y redondean una obra breve pero intensa, difícil, rabiosamente contemporánea y sugerente en un discurso que prefiere siempre indagar a impresionar. Ahí está la trepidante “Unanimity”, oro puro. O de cómo ejercer la nostalgia sin dejar de mirar al frente.

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