A la altura de su decimoquinto trabajo de estudio, la banda de Bruce Soord es lo más parecido en términos musicales a las letras del tesoro para el pequeño inversor: un valor seguro. Justo en el año en que el cuarteto celebra sus bodas de plata (el álbum inaugural, Abducting the unicorn, se remonta a 1999, aunque cueste creerlo), It leads to this se erige en una magnífica puesta al día del ideario de los de Somerset: un sonido musculoso, pero con margen para un lirismo a ratos arrebatado; letras oscuras y escépticas con el devenir del mundo moderno, y desarrollos instrumentales holgados y dinámicos, pero sin el recurso a la mera floritura.

 

Especializado en una suerte de excelencia progresiva, a veces conectada también con el art rock, Soord ha urdido una obra sobria, precisa, impoluta en su emoción contenida, irrebatible incluso en esa ordenación espacial de ocho canciones, todas en torno a los cinco minutos de duración, para acabar moldeando un canónico trabajo de 40 minutos con cuatro cortes por cada cara del vinilo. Los temas optan por la introspección y el sosiego como parámetros predominantes, pero todos ellos respiran con esa holgura sabia de quien no incurre en el error de precipitarse. No hay vértigo ni grandes sobresaltos, pero sí la sensación de impredecibilidad y rango dinámico: escuchando All thats left hay respiración, idas y venidas, pausas e ínterin. La música planea hasta que los arrebatos de la guitarra del jefe de filas producen la sensación de pellizco y cosquilleo.

 

A la hora de mantener el tipo después de una trayectoria tan extensa, la incorporación ya definitiva del batería Gavin Harrison (Porcupine Tree, King Crimson) es básica para afianzar el itinerario. Harrison es un músico de imaginación incontenible; no solo asienta el edificio, sino que sus digresiones por los platillos mueven al embeleso. Imposible no fijarse en su trabajo en Rubicon o Every trace of us, donde cada compás complementa y contradice al anterior. Ese sustento permite a Soord evolucionar en el discurso, por más que las alusiones al universo de, precisamente, Porcupine Tree (sobre todo) sigan siendo las más recurrentes. También a Marillion, en esa manera de abrazar la melancolía más lírica y el sentido crítico en torno a un mundo que con frecuencia no parece tener fácil remedio.

 

No hay afán por deslumbrar en It leads to this, álbum de solidez pétrea pero muy escaso apego hacia los fuegos de artificio. TPT siempre han figurado entre las formaciones que ganan con cada escucha, pero esa característica se ha convertido en nuclear en un momento tan avanzado de su trayectoria. Por eso The frost no sobresale especialmente como single y un cierre semiacústico como To forget, que arranca con una humildad muy comedida, acaba conduciendo al embeleso.

 

 

The Pineapple Thief presentan en directo su decimoquinto álbum en Barcelona (viernes 1 de marzo) y Madrid (sábado 2)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *