Misterios por desentrañar. Y olvidos que escuecen. Este álbum en directo, flamante vinilo triple (¡triple!), constituye una de las entradas más dolorosas en las listas de discos descatalogados, conoció un paso fugaz por el formato CD y hasta se resiste a que lo disfrutemos en las plataformas de escucha en línea. Y todo ello, pese a que se registró durante cinco noches intensas en el siempre ilustre Madison Square Garden neoyorquino, del 19 al 23 de septiembre de 1979. Haciendo alarde de un cartel tan apabullante como el que puede comprobarse, con merecido alarde tipográfico, en la portada. Un cartel que no era sino una oronda relación nominal, porque con esa cascada de nombres ilustrísimos debería quedar dicho todo.

Organizó el evento el llamado Musicians United for Safe Energy (MUSE), una alianza para concienciar al planeta contra la energía nuclear. Y, como puede aquí corroborarse, nos hallábamos ante una abrumadora entente con lo más granado de la música estadounidense de la década en ambas costas. Por ahí andaban todos los jipis del Laurel Canyon, porque los rayos de California siempre fueron mucho más apetecibles que las colisiones entre neutrones. Pero también andaban por allí unos jovencísimos Tom Petty y Bruce Springsteen, ambos en estado de gracia: el primero se derrite con una lectura de Cry to me, mientras el segundo (y su The E Street Band al completo) comparten una eufórica lectura del célebre Stay (junto a Jackson Browne, ya puestos) y un popurrí de rock de vieja escuela a partir de Devil with the blue dress.

La edición obvia presentaciones o largos aplausos y va directo a lo mollar, que es muchísimo. Entre lo más chocante: la hoy casi olvidada Nicolette Larson, junto a los Doobie Brothers en la lánguida Lotta love; apariciones primerizas de Chaka Khan o ¡Ray Parker Jr.!, entonces bajo la denominación de Raydui, o la ubicuidad de Jackson Browne y Graham Nash, siempre en la cabecera de los movimientos de solidaridad y agitación. Ambos comparten The crow in the cradle y el segundo recrea The times they are a-changin’ con James Taylor y Carly Simon, entonces aún pareja.

Hay sudor a chorros. Pasión. Ardor. Puro fuego. Es todo maravilloso e histórico. Y casi olvidado. Vaya usted a explicárselo.