Puede que el nombre de Dustbowl Revival no haya llegado a colarse en muchas de nuestras tertulias melómanas, a pesar de que les contemplaban ya cuatro álbumes y algunas apariciones jaraneras y apoteósicas en grandes festivales estadounidenses. No era para menos: han llegado a ser hasta 15 efectivos en el escenario y su mezcla de folk terruñero y dixieland era un cóctel para que la euforia se disparase con facilidad. Resulta, sin embargo, que el líder de los californianos, Zach Lupetin, no se conforma con ganar los partidos en campo propio y con este quinto trabajo se ha lanzado sin disimulo a la tarea de conquistar territorios ajenos. A poco que le acompañe la fortuna, le tendremos a tiro de piedra en los circuitos europeos, porque este Is it you, is it me es un artefacto muy adictivo, a ratos tan endiabladamente contagioso que da rabia no poderse aguantar las ganas del tarareo. Lupetin y su segunda de a bordo, Liz Beebe, conforman un tándem melódico, luminoso, incluso bombástico, como si a los Lumineers de la era de Ho hey les hubieran salido unos competidores dispuestos a multiplicar exponencialmente todos los ganchos sonoros: coros, metales, violines, grititos. Compruébese con Sonic boom, que es, en efecto, una bomba; o con Get rid of you, donde confluyen todos los ingredientes de la paleta, desde el folk al soul o al pop para grandes pabellones. O en Enemy, tan milimétrica en concepción que a nadie le extrañaría encontrársela en un disco de Maroon 5. Is it you…es lo que se dice un pepinazo. Está tan bien hecho que a la crítica más perspicaz le parecerá demasiado efusivo. Serán ganas de ocultar las evidencias: los folkiesde toda la vida pueden aún disfrutar de preciosidades como Mirror, y las mentes con más recorrido quizá descubran en Penelope una joya que podría figurar en algún disco en solitario de Lindsey Buckingham. Por favor, que alguien nos los traiga. Los Revival suscitan sobre el giradiscos unas ganas incontenibles de comprar un par de entradas para verlos en directo.