Y de pronto, de la manera más inesperada, una revelación. ¿Quién es este muchacho  trémulo que nos da la espalda en la portada, no ofrece ninguna imagen de sí mismo en su álbum de debut y oculta su nombre y apellidos bajo un pseudónimo más propio para un viejo lobo de mar? Detrás de Jack In Water se encuentra un barbado muchacho de Essex, William Clapson, que ha fijado su residencia en Mallorca y parece preguntarse por cuál es su verdadero hogar desde el propio enunciado de este primer disco. Ante ustedes, un nuevo cantautor de folk británico contemporáneo. O, más bien, un esculpidor de congojas, uno de esos hombres que no es ajeno ni a la solemnidad ni a la metafísica, y necesita que las angustias le supuren a través de las guitarras acústicas y los humildes pianos de pared.

Desde que Justin Vernon se refugió en la cabaña aquella para lamerse las heridas como Bon Iver, nos imaginamos a los artistas torturados siempre vagando por algún lugar remoto y herido por la desolación. La manera en que su voz se tambalea en Just smile, un verdadero tobogán de emociones, puede llevarle desde Damien Rice hasta Chris Garneau. Y aunque Vernon siempre parezca la alusión estilística más evidente, cualquier folkie familiarizado con Ben Howard o Sufjan Stevens sentirá de inmediato el abrazo de estas 10 canciones cercanas, confesionales y enormemente empáticas. Auténticos desnudos emocionales en los que su firmante asume la irrefutabilidad de la muerte, combate el peligro de las adicciones o deja entrever episodios tenebrosos de abuso sexual en Monsters (“Te perdono, pero todavía siento tu respiración sobre mí”).

La fórmula es de meridiana claridad: la belleza como contrapeso para las amarguras. You don’t feel… no es una crónica en absoluto feliz, pero sí representa un paseo realmente hermoso por los territorios de la canción acústica. Jack/William atesora un potencial tan evidente como para que a veces su timbre más vulnerable recuerde al Chris Martin de los Coldplay más confesionales y minimalistas, los de los discos Ghost stories y Everyday life. Quizá aún no haya encontrado su sitio, o su hogar, pero quien descubra If I cared, por ejemplo (y no digamos ya su vídeo, de coreografía absorbente), ya no le perderá fácilmente de vista.