Entre tus buenos propósitos para este 2019 puede que no figurase explorar en la escena musical underground de Estambul, pero a juzgar por este álbum que hoy nos traemos entre manos quizá no te quede otro remedio. Tranquilo; darás por bien empleado el tiempo. Jakuzi debutó en 2016 con un trabajo, Fantezi müzik, que en origen solo veía la luz en formato casete, pero algún cerebro avispado del sello berlinés City Slang supo orientar las antenas en la dirección adecuada. El dúo que integran Kutay Soyocak y Taner Yücel (todo un reto para los memorizadores de nombres) hunde sus raíces en el pop sintetizado que florecía durante los primeros años ochenta, pero no renuncia tampoco ni a las enseñanzas del post-punk ni a la tentación de la new wave. Y todo ello, claro, con el añadido exótico del idioma turco, tan eufónico como misterioso para quienes no tengamos la fortuna de conocerlo; es decir, la inmensa mayoría de nosotros. Hata payi es un álbum más sólido y meditado que su antecesor, porque ya no pretende constituir una rareza simpática sino una apuesta decidida por cruzar el estrecho del Bósforo y adentrarse por todo lo ancho de la vieja Europa. Y su atractivo excede con mucho la anécdota o el pintoresquismo. Desde la inaugural Sana Göre Bir ey Yok se nos vienen a la memoria los primeros Depeche Mode, nada más ponerse Martin Gore al mando de las operaciones, lo que nos coloca a un paso de Kraftwerk y el krautrock. Tampoco sería peregrino imaginarse universos como los de las excelentes Kalbim Köprü Gibiİstemezdim, quizá los dos cortes más sobresalientes del disco, en aquellos discos hoy entrañables de A Flock of Seagulls o Alphaville. Hay un componente robótico en las voces de estos caballeros que los hace oscuros, enigmáticos y muy atractivos. Así que el descubrimiento, superada la sorpresa inicial, es de órdago.

 

 

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