Quiso Meg Remy aprovechar el proceso de gestación de sus mellizos para involucrarse en la grabación de su octavo elepé como U.S. Girls, e incluso el retrato fotográfico de ese estallido de felicidad, angustias, incertidumbres y realización personal sirve para ilustrar la portada y el interior de este “Bendito sea este jaleo”. Pero Bless this mess no es un álbum sobre la maternidad o la relación entre generaciones, sino el aprovechamiento de un momento vital tan singular y único del embarazo para emprender una liberación artística y abolir apriorismos y reparos innecesarios. De ahí el gozoso desparpajo que late –nunca mejor dicho– en toda esta colección, concebida desde el gozo y el hedonismo y más escorada hacia el funk y la música disco de lo que nunca se había permitido Remy, antes obsesionada por las referencias nobles y el discurso elevado.

 

No, este no es el trabajo sesudo de una mujer que, en un momento vital de esplendor y preguntas de enjundia, decide comunicarle al mundo sus más profundas reflexiones sobre el sentido de la existencia y la importancia del legado que hemos de traspasarle a las generaciones sucesivas. Ya Only Daedalus abre boca como un ritmo medio juguetón y seductor, pero el atrevimiento adopta una línea ascendente a partir de la robótica Futures bet, cuya base rítmica recuerda entre bastante y mucho a Vienna, aquel viejo clásico del synth pop que firmasen por 1980 los chicos de Ultravox.

 

Y en esas, presten atención a So typically now, que incurre ya en un descaro discotequero sin asomo de remordimientos. A nadie le habría extrañado tropezarse con ella en un disco de Katy Perry o Britney Spears, por aquello de refrendar que las grandes canciones no son solo las torturadas y que el epicureísmo es una opción argumental perfectamente válida.

 

Bless this mess, el tema titular, recala en el género balada-de-toda-la-vida con un parecido notable a Against all odds (Take a look at me now), el clasicazo peliculero de Phil Collins. Sí, ese hombre caricaturizado y vilipendiado por la modernidad; les sonará por los chistecitos. Y Tux (Your body fills me, boo) aprovecha su funk ligero para que Remy alcance una casi perfecta simbiosis tímbrica con la Madonna de los años de Into the groove. Los ecos del embarazo se hacen más perceptibles en los dos cortes finales, St. James way y Pump, este consagrado explícitamente al misterio de la leche materna cuando toca alimentar a dos chiquillos a la vez. Pero lo mejor de Bless this mess es cómo su refinamiento y minuciosidad sonora no interfiere con esa vocación lúdica y accesible. Y en ese sentido resulta ejemplar: un disco pensado y exigente, pero con la vocación de tocar en la fibra del gran público.

 

2 Replies to “U.S. Girls: “Bless this mess” (2023)”

  1. “Apriorismos” no es una palabra como para escribir una critica musical, jaja. Quiero decir, se puede hablar de música con mejores argumentos utilizando las palabras correctas y más simples. Lo que no me gusta de la reseña (y esto es un lugar común de los escritores/as que opinan de bandas y solistas poco conocidos) es la comparación constante con otras canciones y artistas. Se pueden nombrar sus influencias, eso está perfecto, pero establecer tantas relaciones musicales con artistas como Madonna, Phil Collins y Ultravox (encima aparecen estos nombres como etiquetas al pie de la critica) es innecesario. Por favor, dejen que cada músico se exprese sin ser catalogado. Gracias y saludos desde Uruguay!

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