Con U2 es fácil, pero también peligroso, incurrir en la polarización. Hay quien los sigue viendo como la última banda con mayúsculas, los únicos apóstoles verosímiles del rock para estadios, representantes de una generación clásica y con fundamento que ya nunca volverá. Y, por supuesto, hay quien los ridiculiza como unos mesiánicos desnortados, aquellos que ya no son capaces de planificar una colección de canciones y solo piensan en las alianzas con Apple, las visitas a papas y prebostes, los Paradise Papers y las contradicciones de unos desharrapados de suburbio dublinés que acabaron podridos de cuartos y encima ya lucen evidentes patas de gallo. Intentaremos evitar la caricatura, pero sin eludir un diagnóstico. ‘Songs of Experience’ es un buen disco, puede que a ratos hasta un muy buen disco, de un grupo que hace años empezó a caernos mal. Y eso nos condiciona. Les tenemos ganas, a sabiendas de que encontraremos cómplices para el despelleje. Y palpita esa tentación de hincar los incisivos antes incluso de quitarle el plástico al disco. El escepticismo es razonable en este caso, y encima los gallegos nos abrazamos a él como acto instintivo: de ‘How to dismantle an atomic bomb’ apenas recordamos la gracieta del 1-2-3-14, ‘No line on the horizon’ era el solemne aburrimiento de cuatro tipos que no sabían por dónde tirar y ‘Songs of innocence’… con alguna excepción, casi también. Pero aquí hay tela que cortar, aunque solo sea porque ‘The showman’ seguramente sea lo mejor de U2 en el siglo XXI, ‘The little things that give you away’ funcione como una estupenda balada creciente, ‘The blackout’ se antoje una carta de aviso a Muse sobre quiénes ostentan aún el cetro en los estadios, ‘Love is bigger than anything in its way’ parezca la mejor canción de ¡Keane! y tanto ‘Lights of home’ como, sobre todo, ‘American soul’ cubran la cuota de la banda comprometida con su tiempo. Escucho y reescucho esta entrega y, aunque sea una pizquinina, me reconcilio. Bastante. Vistos los antecedentes de los últimos diez o doce años, no parece poco.

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