Tengan cuidado. Prepárense. Permanezcan alerta. Puede que estén a punto de enamorarse. Y eso no sucede tantas veces a lo largo de una vida.

 

Quizá Clairo, el nombre artístico de Claire Cottrill, no apareciese todavía en todas las hojas de ruta de los connaisseurs melómanos. Que nadie se flagele por ello. Hablamos de una criatura que este verano cumplirá 23 añitos y con solo un álbum anterior, Immunity, que en 2019 no generó comentarios en demasía. Dos años después, este Sling es otra cosa. Es, de hecho, una de las mejores páginas que nos viene ofreciendo la lectura musical de este 2021. Aunque solo fuera por sus dos gloriosos cortes inaugurales, Bambi y Amoeba, habríamos ya de grabarnos con fuego el nombre de esta jovencita de Atlanta. Y avisarle a Weyes Blood, una de las artistas femeninas más asombrosas en la canción de autor indie estadounidense, de que quieren arrebatarle el cetro.

 

Clairo es evanescente, muy etérea, soñadora como parecen indicar los cánones del dream pop. Pero sería vago e impreciso circunscribirla a tal género. Porque aquí no se trata solo de evocar delicadeza, fragilidad y belleza efímera. Aquí hay, por encima de todas las cosas, unas canciones enormes. La construcción puede ser estilizada, volátil, dulce como un suspiro. Lo que queramos. Pero los cimientos son de puro hormigón armado. Por eso Bambi habría triunfado en un disco de los Carpenters. Y por eso Amoeba demuestra que la tristeza y esa languidez que transmite la propia imagen de portada también pueden bailarse e infectarse de un adictivo barniz de soul.

 

Hemos puesto el foco en estas dos canciones, pero el oro se extiende por todo el minutaje. Tenía encanto la producción de Rostam, el ex de Vampire Weekend, en Immunity, pero la magia corresponde ahora a Jack Antonoff, el hombre que ha conseguido reinventar, redefinir y agigantar, desde el minimalismo, a Taylor Swift, Lana del Rey y St. Vincent. Clairo se suma ahora con todos los honores a ese triunvirato. Por favor, escuchen los arreglos de cuerdas en Blouse, que parece compuesta por David Crosby para CSN hace no menos de medio siglo. O divirtámonos pensando que Zinnias podría pasar por un préstamo de Belle & Sebastian.

 

Hay cortes meditabundos, canciones que parecen terminar en falsos finales (Management), nuevas incursiones carpenterianas (Wade). Y esa excitación tan inusual de no querer que el disco se acabe, de colocar la aguja nuevamente desde el principio. Sling es un hallazgo, un estallido: el refrendo de quien parecía prometedora y se ha vuelto adorable.

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