Es curioso que la mujer que abrió el nuevo siglo con Come away with me, uno de los álbumes más piropeados y galardonados en estos ya casi cuatro lustros, haya perdido en parte la fe en el formato de larga duración y dedique sus mejores esfuerzos recientes al lanzamiento de sencillos. Begin againes una obra atípica en su misma concepción, puesto que incluye solo siete títulos (no queda muy claro si nos encontramos ante un minielepé o un disco breve) y seis de ellos ya habían ido sometiéndose al veredicto del público a través de los formatos digitales, por lo que de alguna manera consiste en una recopilación de sencillos. Todo ello lo convierte, al menos en apariencia, en un álbum sobrevenido: no se busca un concepto o hilo conductor, una toma de postura o compromiso estilístico, sino solo agrupar un material que de otra manera quedaría disperso. Y con el que no queda muy claro si Norah pretende volver a la canción adulta, como en Little broken hearts (2012), o escorarse más hacia su vertiente jazzística, el teórico empeño detrás de Day breaks (2016). En el fondo, la colección termina resultando un tanteo hábil y un entretenimiento gozoso: en ausencia de grandes directrices, Jones se relaja junto a aliados poco predecibles (¡Jeff Tweedy!), abraza una de sus mejores baladas pianísticas de muchos años a esta parte (It was you) y es tan capaz de dejarse arropar por la electrónica sofisticada (Uh ohMy heart is full) como de desvestirse con las hechuras sobrias de A song with no name. La neoyorquina entra así en su 40 cumpleaños con un trabajo carente de grandes empaques o ambiciones; en el fondo, una manera muy saludable de quitarle solemnidad a la vida e importancia a uno mismo.

 

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