Hay discos autoexplicativos casi con solo sujetarlos entre las manos, sin necesidad de que la aguja empiece a arañar el vinilo, y California son bien puede figurar entre ellos. Ted Russell Kamp no es hijo de California, sino un neorquino que se curtió en los clubes de jazz de la Gran Manzana, pero lo cierto es que ronda ya el cuarto de siglo de empadronamiento angelino y a las alturas de su ¡decimocuarto! álbum en solitario se da el gustazo de glosar los encantos, arideces y destellos de su tierra de acogida. Por eso este álbum es como es y suena a lo que suena: un trabajo en el que los reflejos solares ya asoman desde la misma pantalla y al que la herencia de los Eagles y todos los grandes de la Costa Oeste debe gran parte de su encanto.

 

Kamp es un hombre para todo en la escena vaquera y ha ejercido con frecuencia como escudero de la ilustre Tanya Tucker, pero lo más relevante en su trayectoria son estos 15 años en que viene ejerciendo como bajista y mano derecha de su multipremiado gran amigo Shooter Jennings. Por eso asombra que encuentre tiempo para cuidar su discografía personal con tanto mimo y entregar un álbum tan enraizado, honesto y pletórico de bondad y hondura como California son, cuyo tema central (y de apertura) es puro country-rock del Pacífico en la estela de Graham Nash, Jackson Browne o admiradores al otro lado del océano como Jon Allen.

 

Ventajas de los tipos curtidos y solventes, sin duda. California son no pretende ofrecer descubrimientos llamativos, quizá porque Ted Russell se sabe heredero de un lenguaje ya muy consolidado, pero juega todas las bazas del americana contemporáneo: desde el acelerón de boogie para Hard to hold a la preciosa cadencia acústica a medio tiempo de Shine on, un primor vaquero en connivencia con la banda también californiana I See Hawks in L.A.

 

Concebido casi como una carta de amor a su oficio y al género, este pletórico álbum de madurez encapsula toda la fe de Ted Russell Kamp en la figura del hombre con una guitarra entre las manos (“Una canción que dure para siempre haría del mundo un lugar mejor”, asevera en Ballad of the troubadour) y recorre el espectro entre Byrds, Warren Zevon y, sobre todo, Poco, Flying Burrito Brothers y, por supuesto, la “herencia cósmica y angelical” de Gram Parsons. Por eso cualquiera de estas 12 canciones suena familiar pero motivadora, sobre todo cuando Kamp afina en la honda confesional (Firelight), carga el depósito para un buen viaje manejando el volante (Roll until the sun comes up) o tira de sapiencia eléctrica para rematar la faena con la guitarrera Every little thing, propia de quien ha escuchado a Tom Petty unas cuantas miles de veces. ¿Cómo no disfrutarlo en toda su intensidad, aunque nos conozcamos cada una de sus influencias?

 

Ted Russell Kamp presentará ‘California son’ de gira por España entre el 9 y el 14 de abril, con escalas en Barcelona, Bilbao, Valencia, Zaragoza, Madrid y Santander

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