En tiempos de vacas flacas, he aquí un festín fabuloso. Por gentileza de Eric Clapton, que puede tirar de una agenda acorde con su edad y valía, este triple CD ofrece una avalancha de casi cuatro horas de música en vivo a cargo de amigos y cómplices de Mano Lenta; todos no ya célebres, sino cualificados e involucradísimos en la causa. Porque este es un directo extenso y ecléctico, mucho más variado de lo que cabría imaginar de un anfitrión que avanza ya por las setenta y tantas primaveras. Y es, ante todo, una grabación crepitante, vivísima, en la que se percibe el inequívoco pellizco de la implicación. Los surcos echan humo y se convierten en una involuntaria invitación a la nostalgia: quién estuviera ahora en Dallas, o donde fuera, involucrado en una agenda de dos días extenuantes de actuaciones junto a varios miles de testigos.

 

Con esta son ya cinco ediciones del festival auspiciado por Clapton con intención de recaudar fondos para su centro de rehabilitación a drogodependientes en la caribeña isla de Antigua. La aventura que comenzase en 1999 en el Madison Square Garden llevaba seis temporadas sin convocarse, y se notaba en la alineación del año pasado un claro empeño por propiciar un golpe de autoridad casi abrumador. La nómina de invitados no solo es mareante, sino ecléctica y, aún más meritorio, intergeneracional. No faltan los prebostes del blues (Robert Cray, Jeff Beck, Jimmie Vaughan, Bonnie Raitt, Keb’ Mo’, Sonny Landreth), pero tampoco las nuevas generaciones, representadas por The Marcus King Band, Gary Clark Jr. (gloria bendita, como de costumbre) o Lianne La Havas, que en un marco de sobreabundancia es capaz de ofrecer una fabulosa lectura, sola con su guitarra, de I say a little prayer. Incluso hay hueco para jovencitos más alejados de las pautas de los 12 compases, desde John Mayer a James Bay(Hold back theriver!). O una sutil representación latina a través de Los Lobos o Gustavo Santaolalla.

 

Lo mejor, claro, son las sorpresas que propicia una aglomeración de estas dimensiones. El fin de fiesta, con casi todo el plantel apiñado sobre las tablas para seguir las indicaciones de Clapton en Purple rain (Prince) y High time we went (Joe Cocker), es avasallador. Pero antes han sucedido episodios como el doble homenaje del anfitrión a su amigo George Harrison, primero con una lectura (¡junto a Peter Frampton!) de While my guitar gently weeps y, minutos más tarde, regalando una versión flamígera de aquel Badge que escribiera a cuatro manos con el beatle silente.

 

Con tantos galones en circulación, las posibilidades son infinitas. Atención al acercamiento de un veterano del country, Vince Gill, a un clásico de la órbita claptoniana como Tulsa time. Más sorprendente aún: la guitarra de Jeff Beck relamiéndose con cada nota de Caroline, no, aquella fabulosa página del Pet sounds de los Beach Boys. Lo mejor, en fin, es zambullirse (aunque sea fraccionando la escucha: hace falta una tarde íntegra para esto) y dejarse llevar. El sonido es portentoso; las intenciones, irreprochables y el resultado, un regalo. Preocúpesen, por ejemplo, aquellos que ante Robert Randolph y su Cut em loose no sienta un súbito calambrazo.

2 Replies to “Varios: “Eric Clapton’s Crossroads guitar festival 2019” (2020)”

  1. Una “barbaridad” de disco. Todo un lujo en estas casi cuatro horas de MUSICA (sí, con mayúsculas). Gracias por la recomendación.

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