Préstenle atención a Nacho Para y anótense bien el nombre, porque puede que nos encontremos ante el último mohicano de la música popular en España. Un soñador. Un valiente. Y, muy en especial, un tipo resuelto en todo lo que se propone, también a la hora de erigirse en líder de una noble banda de rock a la americana incumpliendo todos los criterios al uso en cuanto a algoritmos, viralidades, seguidores joviales y asunción de los postulados de la era digital. Tan es así que este encantador doble álbum en directo de Bantastic Fand, compendio y panorámica de los tres trabajos previos de estudio, ni consta en Spotify ni se le espera. Y tampoco merece la pena molestarse en reclamarlo en grandes almacenes: más abajo apuntaremos las direcciones a las que dirigir la petición de compra directa.

 

En Bantastic Fand hay, como se ve, muy poca mercadotecnia, pero mucha música. Y ese ingrediente compensa cualquier otra consideración. Es el valor de la honestidad, el compromiso con uno mismo y con los parámetros irrenunciables de la vida autogestionaria. Entre Para y su batería, Paco del Cerro, han compuesto unas cuantas docenas de canciones crudas, directas, sinceras y sentidas, que nacieron en la Murcia huertana pero miran con admiración y simpatía hacia Chicago, Nueva Orleáns, California y el Medio Oeste. Ellos mismos se saben “fuera del radar”, como advierten en las notas interiores de este trabajo manufacturado, artesanal y urdido a fuego lento, a lo largo de los años, en salas pequeñas y acogedoras; esas mismas que, lejos de las grandes parafernalias escénicas, recurren a las luces tenues que menciona el título.

 

Ya se ha comentado en alguna ocasión que la propia figura de Nacho es la de un hombre que camina por los márgenes y aplica la sabiduría adquirida a lo largo de la vida para desdeñar normas y convenciones. Solo así puede abandonarse a los cuarenta y tantos una ciudad como Barcelona y un puesto de responsabilidad en la redacción de El Periódico de Cataluña, donde ejerció la jefatura en la sección de Espectáculos y legó docenas de páginas espléndidas (busquen sus entrevistas concienzudas a grandes estrellas internacionales), para regresar al terruño de Cartagena, la sombra de los limoneros y el calor de la vocación más íntima. Así empezaron a cobrar cuerpo y a exteriorizarse estas canciones lo bastante cálidas, robustas, concienzudas y encantadoras como para no merecer el silencio de ningún cajón. Canciones “inspiradas en paisajes propios”, citando sus propias palabras, pero alentadas con las enseñanzas eternas de los grandes: Petty, The Byrds (y alguna vez, por derivación, los primeros REM), los Beatles de Harrison, Neil Young y, claro está, Dylan. Siempre Dylan.

 

La colección es heterodoxa porque, lejos de centrarse en alguna gran actuación, recopila grabaciones sustanciadas a lo largo de la década en una docena de salas pequeñas de media España, con presencia mayoritaria del Fillmore Huertano de Elda (Alicante) para el primer cedé y del Clamores madrileño en el caso del segundo. La primera mitad de la obra es la más rica y afianzada, puesto que se centra en el periodo de maduración entre 2016 y 2024 a partir de la visita de hace ocho años a El Último Vals, en la villa burgalesa de Frías; pero el segundo álbum, con registros fechados entre 2014 y 2016, conserva el encanto de lo iniciático. Y entre el uno y el otro nos hacemos con un lote de 29 canciones que sirven para resumir lo más granado de los tres álbumes que por ahora ha entregado el sexteto (Strong enough to refuse, de 2014; Welcome to Desert Town, dos años más tarde, y Somebody’s world, en 2019), pero también tres o cuatro temas que no entraron en esos discos oficiales y alguna rendición acústica.

 

Todo suena muy bien, con el apego de lo cercano y de lo genuino. Acabamos notando el calor de la sala pequeña, del público generoso y cercano, de la noche que no procura tanto la algarabía como la complicidad y el sosiego. Todo es tan artesanal y tan auténtico que asombra la pervivencia misma de un proyecto tan radicalmente alérgico a los focos. Hacerse con un ejemplar de Under dim lights es sencillo: basta con realizar una petición privada a través de @bantasticfand (Twitter), Facebook.com/bantasticfand o la dirección de correo electrónico nachoparacervantes@gmail.com. Aprovechen para saludar a Nacho, que es de otra pasta, o para preguntarles por compañeros de viaje como Fernando Rubio, su gran escudero en las guitarras eléctricas y firmante a su vez de una discografía en solitario no menos adorable. En definitiva, gente muy poco común.

 

Para pedidos:

https://belpic.com/inicio/94-bantastic-fand-under-dim-lights-cd-doble.html

 

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