Un perfil atípico. Javi Ruibal es un artista aún joven al que le asisten más de tres lustros de experiencia, pero que no se ha estrenado hasta ahora como responsable en solitario. Javi es, a su vez, hijo del ilustrísimo Javier Ruibal, con el que casi comparte firma, así que no hay por su parte la menor intención de disimular el árbol genealógico: los progenitores de renombre abren puertas y suscitan comparaciones incómodos, pero en esta ocasión el retoño puede aducir que lleva una década ejerciendo como productor de papá Javier, del que incluso ya era representante nada más cumplir los 18 años.
A estas conexiones paternofiliales hemos de sumar la implicación del Ruibal joven con el pianista Dorantes (del que es, a la postre, escudero) y con el trío de jazz progresivo Glazz, que ha tenido vigencia discontinua pero retoma este mismo año su actividad. Javi es, en suma, un batería y percusionista documentado, atareado y pluriempleado que ahora se ha decidido por fin a ejercer el mando de las operaciones, puesto que las ocho piezas son suyas y todas las grandes decisiones, también.
Solo un mundo se refiere a la conciencia ecológica de su promotor, que se compromete (y es una bien bonita idea) a plantar un árbol por cada ejemplar que despache, pero también quiere evocarnos la ausencia de lindes cuando es la música el auténtico lenguaje común. Y así es como Ruibal junior logra bascular entre el jazz flamenco y las músicas mediterráneas, tanto de la orilla europea como de la africana; y de las evocaciones caribeñas a un universo latino que no le resultaría nada ajeno al guitarrista Carlos Santana. El momento culminante de inspiración lo representa quizá la guitarra flamenca de Javier Jimeno en Doñana, el corte final de la obra, pero antes hemos escuchado a papá Javier en los coros de Sutjeska o Varahicacos, y la inmersión en el África Central de la mano de la kora y el balafón en Quirimbas. El resultado es luminoso y puede que también algo disperso, pero quedan patentes el eclecticismo elegante y el nulo interés por las fronteras por parte de este gaditano de excelso apellido.