Ante todo, una constatación. Claro que hay en No me gusta el rock & roll un empeño de transgresión, un pellizco provocador que recuerda a aquel “No me gusta el rock / que me den música country” que cantaban La Romántica Banda Local a finales de los años setenta. Más allá de la travesura, desde luego que al cuarteto valenciano que comanda Juanma Pastor le seducen las formas y fundamentos de la música con guitarras, y estas nueve canciones son precisamente la mejor demostración de su compromiso con el pop-rock inteligente, independiente y diligente, con un valor añadido nada menor en el cambio de registro idiomático: después de cinco trabajos en inglés, el salto al castellano acerca el mensaje, multiplica las complicidades y representa una de las mejores noticias para la escena nacional durante los últimos compases de 2023.

 

Pastor aborda anhelos, inquietudes, dolores y punzadas anímicas en su cancionero, siempre elaborado y adulto en el mejor sentido del término, el que alude a la profundidad y alcance de sus palabras. Pero a su amplio bagaje estilístico añade el valor de las buenas compañías. El sello que le alberga, Actúa Music Entertainment, es el de sus paisanos Santero y Los Muchachos, una formación con la que comparte ideario, sagacidad y, sobre todo, esa sabiduría acumulada de muchos años de militancia melómana. Su bajista, el gran Natxo Tamarit, es el mismo de Los Zigarros e imprime un aire cálido y solvente a toda la grabación. Y las alusiones o referencias siempre refrendan una altura de miras inusual en la escena peninsular. Ahí tenemos esas guitarras sexis y bajo cantarín para Entierro, o los acordes disminuidos de Afecto, con un batería de Ben Wirjo lo bastante asilvestrada y perseverante como para acordarnos de los grandes de la new wave. Quizá no sea necesario decir que los Johnny ejercen como unos The Knack a la valenciana, pero por ahí irían los tiros.

 

La voz oscurecida de Juanma para Flaqueza remite a los mejores The Strokes, por seguir moviéndonos en los parámetros de la excelencia, pero lo mejor de No me gusta el rock & roll es esa sensación de que cada uno de sus nueve aldabonazos apuesta por la inmediatez pero encierra una elaborada arquitectura interna. Y puede que el mejor ejemplo lo represente la espléndida Abstracto, magnífico retrato indie de inseguridades interiores que parte de un estribillo rotundo, por aquello de ir directo a la yugular, y luego desarrolla unas estrofas que caracolean, prescinden de la rima y se vuelven particularmente impredecibles y seductoras.

 

Hay mucho oficio y sapiencia detrás de composiciones como estas, sin duda. Es más, en la parte armónica puede parecer Pastor un discípulo de otro valenciano ilustrísimo, Luis Prado, aunque los Zero no se adentren en las temáticas mordaces e inesperadas del antiguo patrono de Señor Mostaza. Aquí priman las canciones de amor; desde una perspectiva más adulta, si se quiere, pero romántica a su manera.

2 Replies to “Johnny B. Zero: “No me gusta el rock & roll” (2023)”

  1. Uno de los grupos más representativos de lo que la música debiera ser en España, fruto de la independencia, el talento, la solvencia y el esfuerzo. Gracias por ayudar a su difusión; buena falta nos hacen estos impulsos.

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